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EL SINDROME PREFRONTAL
ESTAMOS LOCOS LUCAS, PERO A NADIE LE IMPORTA. EL SINDROME PREFRONTAL UNA DEMENCIA REAL Y TOXICA QUE DEBEMOS IDENTIFICAR.
Por Rodrigo Isaza Bermúdez. Neurólogo clínico. Universidad de Antioquia.
La alteración del estado mental de una persona es una condición seria e importante de acuerdo a quien la presente; un niño puede alucinar, patalear, gritar, pero en algún momento el control que los padres ejercen mantiene al afectado bajo seguridad. En el caso de un adolescente, que suele tener más motivaciones, fuerza y autonomía que se ejerce bien porque los padres pierden el control y lo dejan que sea la sociedad o la autoridad quienes lleven el manejo hasta ciertos límites, porque sabemos que la ley es condescendiente con la inmadurez que el nombre implica: adolece de los mandos que controlan la emoción.
Sin meternos de lleno en la neurología, psicología ni psiquiatría, quiero recalcar que en nuestro cerebro tenemos la última adquisición de la evolución: la corteza prefrontal que está en la parte delantera del cerebro detrás de la frente; pues bien, esta zona se encarga de analizar, modular, limitar y expresar lo que el cerebro emocional le ordena. Nos podemos acercar a nuestro amigo gordo o feo, y aunque sabemos que es obeso y carece de belleza, la corteza prefrontal va a impedir que le digamos lo que sabemos de él. Este freno se aplica para todas las emociones y en momentos de estrés o rabia afloran de la manera más natural sin control.
El alcohol, las drogas y la enfermedad mental suelen suprimir el análisis y la cordura que imprime esa parte cerebral y fluye eL animal que vive en nosotros.
Todo mundo cree que, porque “son enfermos”, hay que tratarlos diferente y que sus acciones realizadas deben considerarse amortiguadas hasta cierto punto. Atropellar o matar a alguien conduciendo un vehículo estando ebrio, tiene menos peso que si yo voluntariamente mato a alguien estando sano, porque lo quiero matar. Pero el resultado es el mismo: hubo un muerto y una tragedia.
En la demencia fronto-temporal y en las adicciones (donde se afecta primordialmente el comportamiento y más adelante la memoria), se presenta toda una serie de conductas torpes, sin medir consecuencias, se viola la ley voluntariamente, se agrede con y sin motivo, hay una pérdida de la realidad mental de la persona, que no pierde inteligencia, porque manipula de forma hábil sin importarle los resultados, desinhibición sexual y social, con aumento de los rasgos de personalidad más marcados, si era fuerte, ahora es violento, si era procaz ahora es sarcásticos, si era conquistador ahora es un acosador consumado, si funcionaba con poca ética ahora es un delincuente.
Si miran para todos los lados del poder podemos identificar a muchos, donde el ego tira por la borda, en su enfermedad verdadera o tóxica, todo un proceso social. Si mencionar nombres, el mundo anda así. La sociedad no tiene armas para detener al afectado, porque dentro de su manipulación de poder político, económico o el miedo imponen su pensamiento y proceder, negocian fácilmente con el corrupto y el delincuente. Si tienen poder económico, los áulicos se nutren de su amistad para amasar millones aprovechando su amistad y su locura. Si son políticos muchos de ellos, con salvedades, carecen del sentido social y de la dignidad que les da la democracia. Los seguidores los ven como mesías, hasta que los tocan severamente y se dan cuenta tardíamente que la enfermedad también los ha engañado y que las estructuras de control están perdidas.
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